En uno de estos estudios, Alexander Thomas y Stella Chess  compararon 133 niños, criados en entornos negativos, con un grupo igual  de niños que vivían una infancia normal. Comprobaron que sólo 6 de los  133 niños de entornos con carencias, terminaron siendo jóvenes adultos  con serias perturbaciones emocionales. La gran mayoría no era menos  feliz ni menos exitosa que los individuos del grupo de comparación. 
La investigación de Steven y Sybil Wolin permitió llegar a conclusiones similares. Los obstáculos que enfrentamos durante la infancia, aun los más serios, pueden servir no sólo como fuente de angustia e inadaptación, sino también como desafío y campo de entrenamiento para desarrollar la capacidad de pensamiento constructivo.
¿Puede una experiencia que, en principio, es negativa, tener, a la  larga, un impacto favorable sobre el pensamiento constructivo del  individuo? Lo que acabamos de leer sobre los niños adaptables, sugeriría  que esto es así.
Los psicólogos Carl Rogers y Abraham Maslow hablan de un ‘principio  del crecimiento’, según el cual una experiencia inicialmente  destructiva, se vuelve constructiva cuando la persona acepta el desafío  de superarla.
Seymour Epstein comprobó la mecánica de ese principio en un estudio  que realizó conjuntamente con Marguerite Ofria. Pidieron a un grupo de  personas que les contaran el hecho más devastador de sus vidas y de qué  manera lo habían superado, si es que lo habían logrado superar. Les  sorprendió ver cuánta gente afirmó que, lo que al principio parecía una  circunstancia o vivencia devastadora, finalmente resultó ser una  experiencia positiva, que les permitió crecer. Aun la muerte de uno de  los padres, hizo que algunos niños desarrollaran una mayor autoconfianza  y estima. No todos, por supuesto, reaccionaron de la misma manera.  Algunas personas se tornaron desilusionadas y cínicas.
Descubrieron que la diferencia estaba dada por las actitudes que  estas personas tenían, antes del incidente, en su relación con terceros.  Quienes habían tenido experiencias de crecimiento positivas siempre  tuvieron mayor confianza en los demás que aquellos que no las habían  tenido. Los integrantes de este último grupo admitieron que siempre  desconfiaban de los demás y los rehuían, y que la experiencia adversa  intensificó esa actitud. El resultado fue que se aislaran de la  posibilidad de tener relaciones que les ayudaran a recuperarse, o que  influyeran de alguna otra forma favorable sobre ellos.
El Dr. Camilo Cruz, en su libro La Vaca,  nos hace reflexionar sobre el tema, al plantear el reto de salir de  todas las disculpas y excusas que nos impiden vivir una vida más plena  donde el cambio es posible, para mejorar nuestras vidas. Te invitamos  para que leas este libro y, finalmente, hagas cambios radicales en tu  forma de vida. Aqui un resumen en la voz del Dr Camilo Cruz.
Tomado de: www.inteligencia-emocional.org 
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@EdwarGuisao
Asesor en Emprendimiento e Inteligencia Emocional
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