Las sociedades modernas viven en torno a la inteligencia, los padres anhelan educar hijos inteligentes, profesionales, y desde este ángulo se abre todo un mundo de alternativas con respecto a la inteligencia; la inteligencia artificial revoluciona la computación y la tecnología, atribuyendo una cualidad reservada celosamente a la especie humana, pero actualmente atribuida a objetos inanimados. Los tiempos en que vivimos necesitan cada día más de la inteligencia, ya no es de gran utilidad la capacidad de resolver difíciles ecuaciones matemáticas, eso no basta, ahora se necesita ser emocionalmente inteligente. Es más útil a veces saber callar ante una persona que se encuentra descontrolada y no entregarle un cúmulo de razones para hacerla ver que está equivocada, y también saber dirigir esas emociones sin reprimirlas evitando generar angustias y represiones posteriores.
Las investigaciones en el ámbito de la inteligencia emocional han llevado a los investigadores a realizar estudios neurológicos para encontrar respuestas científicas a las interrogantes que se plantean en la actualidad; de ellas la inquietud más interesante podría ser: ¿Qué es lo que diferencia a los hombres y mujeres de éxito de aquellos que no los son? ¿Si hombres y mujeres realmente inteligentes con un cociente intelectual alto, no consiguen el éxito esperado y pronosticado por sus padres y profesores que los vieron crecer hasta la etapa adulta?. Son tiempos difíciles para aquellos que se deciden a buscar un empleo y aún siendo profesionales universitarios, se encuentran con la sorpresa de que la organización que recluta personal necesita un perfil psicológico totalmente distinto de aquel que ellos poseen, así encontramos en los periódicos de hoy anuncios con estos requerimientos: Se necesita personal calificado, con disponibilidad, iniciativa, capacidad de trabajo en equipo, buenas relaciones interpersonales, adaptación al cambio, influencia y liderazgo positivo, manejo de conflictos, comunicación efectiva y eficaz, en fin, por mencionar alguna de ellas.
Frente a este perfil las personas calificadas pero poco seguras de sus capacidades no insistirán en presentarse a una entrevista, ni menos enviar su currículum. Esta es la forma más sutil de seleccionar personal, apuntando a cualidades emocionales de los seres humanos.
Hace un tiempo se realizaron estudios que pretendían encontrar una respuesta biológica a la agresividad, para ello se sometieron a análisis aquellos criminales que no demostraban ningún arrepentimiento ante los hechos de su autoría, el resultado fue clarificador, la mayoría de aquellos individuos presentaba en un tac neuronal gran parte de su masa cerebral destruida, lo que influía en sus emociones y en la capacidad de sentir empatía por los demás, por lo que cometían sus crímenes con el menor arrepentimiento, mostrándose fríos ante sus víctimas.
Algunos de estos hechos crueles recorren el mundo y se presentan a nuestros ojos como horrendos, increíbles y poco humanos, pero en realidad son cometidos por personas, muchas de ellas seguramente con un cociente intelectual normal y en ocasiones alto.
Los trabajos realizados en el área de la Inteligencia emocional pretenden dividir la inteligencia, reconocida por todos como aquella que nos permite desarrollarnos intelectualmente con eficacia en alguna tarea que implique habilidades intelectuales, de aquella inteligencia relacionada con el manejo de las emociones: autoestima, seguridad en sí mismo, sentido del humor, tolerancia al fracaso, entre otras, cuando ambas deben actuar en una persona de manera simultánea, aunque en algunos individuos se deja entrever una de ellas por sobre la otra, pero eso no significa que este individuo carece de las cualidades que nos distinguen como personas.
La inteligencia emocional la reconocemos en la antigüedad valorada como una cualidad en el ser humano, obviamente no con este término, pero si recordamos la vida de los griegos, ellos valoraban la sabiduría por sobre todas las cosas, de hecho los sabios más reconocidos de la Hélade eran filósofos, personas prudentes, pacientes, sabias y tolerantes.
La sabiduría en otras palabras, viene a ser lo que conocemos actualmente como inteligencia emocional, en el párrafo que leemos a continuación visualizamos rasgos de una persona emocionalmente inteligente: “ Cualquiera puede ponerse furioso..... eso es fácil. Pero, ponerse furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y de la forma correcta... eso no es fácil”. - Aristóteles.
Desde ese punto de vista recordemos algún episodio de nuestra vida en el cual perdimos el control de una situación, seguramente al cabo de unos minutos, horas o tal vez días, nos hayamos arrepentido de nuestro actuar, quienes han solicitado disculpas correspondientes pidiendo de alguna manera enmendar el error, han puesto en marcha una cualidad de las personas emocionalmente inteligentes, la capacidad de reconocer errores, quienes no lo han hecho y han justificado su actuar diciendo que fueron totalmente agredidas o de alguna forma empujadas a reaccionar así, tendrán que repasar algún decálogo de los que se encuentran de moda hoy en día para lograr éxito en sus relaciones interpersonales.
La inteligencia Emocional ha sido tema obligado en todos los sectores laborales, esto se debe al gran éxito de D. Goleman al publicar su Best Seller “Inteligencia Emocional” en 1995 el interés por el tema creció enormemente, aunque este no fue el primero en preocuparse por definir esta área de la inteligencia, pero sí fue el de mayor difusión y marketing y además de aceptación por los lectores de todo el mundo, Goleman con un lenguaje sencillo llega a distintos segmentos de la Población y seguramente ese es un factor, de los muchos que avalan su rotundo éxito, en todo caso, es bueno mencionar que en 1920 Thorndike definía lo que se relacionaba con el control de las emociones.
En las organizaciones, se habla de organizaciones inteligentes, de mentes colectivas, de aprendizajes sociales, destacando una cualidad básica del hombre: El ser gregario por excelencia. Sin ir más lejos los investigadores reconocidos en el área han clasificado las inteligencias, es el caso de Howard Gadner, Profesor de la Universidad de Harvard, él clasifica la inteligencia en 7 tipos bien definidos: Inteligencia Lingüística, Inteligencia lógica, Musical, Visual, Kinestésica, Interpersonal e Intrapersonal, estas dos últimas relacionadas con la Inteligencia Social.
En general podemos reconocer que en múltiples áreas de nuestra vida, necesitamos no sólo herramientas intelectuales, sino herramientas emocionales y sociales.
La Inteligencia Emocional se posiciona como uno de los campos de más amplio estudio y aplicación para profesionales de cualquier disciplina, que busquen algo más que una vida limitada, es una gran herramienta para quienes buscan el éxito.
A continuación uno de los Coach mas reconocidos del mundo Anthony Robbins, nos cuenta que pilares son necesarios para tener éxito profesional y personal.
Sigue adelante por tu Éxito!!
Con cariño
@EdwarGuisao
Asesor en Emprendimiento e Inteligencia Emocional
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Tomado de: inteligencia-emocional.org
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