lunes, 30 de julio de 2012

BIO: Aristóteles Onassis – La Audacia De Ser Uno Mismo


“Lo que distingue al hombre rico del hombre común es que el primero ha desarrollado la facultad de ver lo posible, allí donde los otros no ven más que lo imposible”

Onassis era un optimista incurable. Aventurero y audaz; se distinguía de la mayoría de los demás gracias a sus talentos diplomáticos naturales. Logró abrirse paso rápidamente en los círculos más influyentes.


Otro rasgo de carácter que permitió triunfar a Onassis, es que sabía ESCUCHAR. Por cierto, es importante saber hablar, y hablar bien. La elocuencia juega un gran papel en la facilidad de PERSUASIÓN y para vender las propias ideas, pero raros son los que saben ESCUCHAR.


La mayoría de los hombres ricos, han sabido comprender las virtudes de escuchar con atención. Escuchando, se aprenden muchas cosas, no sólo sobre lo que habla el interlocutor, sino también sobre lo que esa persona es.

Para poder influir sobre la gente y asegurarse su colaboración en el camino del éxito financiero, hay que comenzar por saber a quién se tiene delante. Onassis poseía esa cualidad de manera muy desarrollada.
Todos los que lo trataban íntimamente, quedaban sorprendidos por ese don suyo. Cuando se encontraban frente a él, éste les daba la impresión de atribuirles un valor excepcional.

Algunos veían en ello ASTUCIA, es decir, hipocresía, pero es más lógico creer que se trataba de una forma de EMPATÍA, esa capacidad de ponerse en el lugar del otro y ese sincero interés por el ser humano, pues Onassis demostró durante toda su vida, una curiosidad incansable, además de una memoria fenomenal, ya que a menudo se lo comparaba con una esponja, y si retenía tan bien, era porque había sabido desarrollar en alto grado su facultad de ATENCIÓN.

El talento que consiste en saber escuchar a los demás, es una de las cualidades escenciales de todo buen vendedor, por lo tanto, no es de sorprender que Onassis haya sido un vendedor sin par.

Se dice que uno tenía la sensación de hallarse en presencia de un hombre lo bastante hábil como para venderles hielo a los esquimales y siempre tenía todos los detalles, perfectamente pensados.

La mayoría de los que trataron a Onassis, fueron sensibles a sus virtudes persuasivas y quedaron impresionados por que jamás improvisaba, sino que siempre dominaba toda la situación.

El gran millonario petrolero John Paul Getty, con quien Onassis tuvo un trato profesional y amistoso, guardó una excelente impresión de los talentos de negociador de Onassis:


“Era uno de mis grandes amigos, y verlo trabajando era algo verdaderamente fascinante. Más de una vez me ha ocurrido discutir de negocios con él, y yo casi siempre me hallaba rodeado de todo un séquito de adjuntos, asistentes, jefes de servicios, abogados e ingenieros.
En cambio, Onassis venía solo a la reunión, lo cual no le impedía salir muy bien parado en la discusión. En cada una de las empresas que él poseía o administraba, siempre hacía su tarea personalmente. Él era su empresa y esa empresa era Aristóteles Onassis y nadie mas”

A continuación, leerás en el siguiente fragmento, los secretos de la minuciosa preparación de Onassis, la noche anterior a una negociación importante.

“Christian Cafarakis quien fuera durante seis años, maitre d´hotel en el lujoso yate de Onassis, decia que una noche él descubrió un gran secreto, tal vez el de su éxito financiero. Éste secreto era que, antes de asistir a una cita de negocios, el señor Onassis se planteaba en voz alta todas las preguntas que eventualmente tendría que responder. Esa noche, durante horas, se interrogó incansablemente. Respondió con exactitud, como si tuviera un público delante. A veces respondía al cabo de varios minutos de reflexión, a veces enseguida, a veces haciendo cuenta que se encolerizaba. Comprendí que, cuando se presenta en algún lado a tratar un negocio, al igual que un actor, el señor Onassis repite su texto y ensaya su papel, tratando de adivinar por adelantado el de sus adversarios”

En 1956 Onassis estimaba su fortuna personal en 300 millones de dólares. Ese ciudadano del mundo, que además del griego, hablaba de corrido francés, español e inglés, (y por lo general leía todas las mañanas los diarios en esos cuatro idiomas); habría podido sentarse a descansar sobre sus laureles. Aunque sabía tomarse su tiempo y gastar su dinero, Onassis nunca dejó de recorrer el mundo para incrementar su fortuna.

Hacia el final de su vida, Onassis le preguntó a uno de sus contadores si le era posible establecer cuánto dinero poseía en detalle: “Señor, no es algo difícil, le respondió el contador. Puedo darle esa respuesta de aquí a dos años, si todos sus contables y todas sus secretarias consagran todas sus horas de trabajo a calcular lo que usted tiene en el banco, el valor de sus sociedades, las sumas que le deben y las que debe usted”.

…y después dicen que soy rico, comentaba Onassis en tono burlesco, quien poseía varios miles de millones de dólares.

A su muerte, ocurrida el 15 de marzo de 1975, seguía siendo imposible precisar con exactitud cuál era la fortuna de Aristóteles Onassis, lo cual llenaba perfectamente el requisito dictado por John Paul Getty para determinar si un hombre era realmente rico, es decir, “la imposibilidad de evaluar con precisión su fortuna”.

Tomado de: Raúl Alejandro Rico Aranibar. Desarrollo Personal, Formación Financiera Básica & Éxito Integral

En el siguiente video, les compartios “sus recetas para el éxito”



Sigue adelante por tu Éxito!!

@EdwarGuisao
Asesor en Emprendimiento e Inteligencia Emocional

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