jueves, 27 de enero de 2011

Una corta historia y con una gran lección.




Hace ya casi 100 años, en los tiempos de la plenitud de la era industrial, cuándo las grandes empresas manufactureras norteamericanas se establecían, marcando el paso de la economía mundial y creando las primeras grandes fortunas industriales, a un joven periodista le encomendarían el trabajo mas importante de su vida.    

Andrew Carnegie, magnate de la industria acerera, intrigado por las razones que llevaban a millones a sumirse en la miseria de la gran recesión (1.921), mientras otros cientos nadaban en la opulencia y la riqueza. Aún viviendo en el mismo país, con las mismas oportunidades y aparentemente, con las mismas capacidades, no entendía como era esto posible y con esta idea en mente, daría comienzo, 
sin saberlo, a la búsqueda de los principios universales del éxito.          

El señor Carnegie, fascinado por los escritos de un joven periodista, que a través de sus investigaciones revelaba un agudo olfato, una seria dedicación a los detalles y un poco usual, sentido común. Contrataría a Napoleón Hill para iniciar una gran investigación; él quería saber cuáles eran las razones que llevaban a dos hombres, bajo las mimas condiciones, a tener historias de vida completamente diferentes, sabiendo que nadie vive con el deseo de fracasar. 

Este objeto de investigación, captó de inmediato la atención de Napoleón, quien aceptó este trabajo, sabiendo no tardaría menos de 20 años en producir resultados certeros. Al cabo de este tiempo, luego de extensas entrevistas 
y muchas horas de convivencia y observación con más de 500 hombres, entre los más grandes y acaudalados industriales, y entrevistar también a algo así como 25.000 personas que no habían tenido grandes éxitos, ni alcanzado metas sobresalientes, logró publicar los principios de éxito que explicaban, por qué los ricos son ricos y los demás, no lo son.        

Para probar su validez, se esforzó en seguir al pie de la letra, cada una de las actitudes que estos mas de 500 industriales, comerciantes, políticos, artistas y demás, tenían en común. El resultado fue, que Napoleón Hill se convirtió también en uno de los hombres más ricos de su tiempo. Simplemente siguiendo una fórmula que lleva escrita casi 100 años:      

“Piense y Hágase Rico” de Napoleón Hill.       

Mi invitación es a que leas el libro, descubrirás principios de éxito que pueden ayudarte a armonizar tu vida y hoy te quiero compartir un pequeño aparte del libro donde destaca las Características de un Líder. Dice Napoleón Hill, que en orden de importancia son:

    1.    Valor inquebrantable.
    2.    Autocontrol.
    3.    Un claro sentido de la justicia.
    4.    Determinación en las decisiones.
    5.    Exactitud en los planes.
    6.    El hábito de hacer más de lo que le corresponde.
    7.    Personalidad agradable.
    8.    Simpatía y comprensión.
    9.    Dominio del detalle.
    10.Disposición a asumir toda la responsabilidad.
    11.Cooperación.

Lograr desarrollar cada una de ellas encierra un gran trabajo interior y encontrarlas todas es realmente excepcional, tanto como el liderazgo mismo. Aprecia el valor que encierra cada una de ellas y aprecia a quien conozcas que haya logrado incorporar alguna o algunas de estas actitudes a su vida, podrías aprender mucho de él o ella.     

Sueña, cree, trabaja por tus ideales y no pares de avanzar. Muchas veces todo lo que se necesita es dar solamente un paso más.         

Gracias por pasar estos 5 minutos leyendo esta historia y te invito a dejarme tus comentarios.    

Hasta pronto y no pares!


@EdwarGuisao
Asesor en Emprendimiento e Inteligencia Emocional

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